La magia y el misterio parecen las sensaciones que se repiten en ese lugar cargado de amor y dolor construida por un verdadero polímata: el italiano Guido Buffo en honor a su esposa Leonor y su hija Eleonora.
El pintor, escultor, astrónomo y científico donó las 50 hectáreas de Los Quebrachitos en 1951 al Estado nacional.
Además de la capilla, la torre y la casa museo, el entorno es el típico paisaje serrano. Hasta ese lugar se movilizó medio centenar de personas para mejorar el parque.
“Se plantaron unas 40 especies nativas en el marco del plan que busca controlar las plantas exóticas que hay en el predio donde está la Capilla”, dijo la directora de la Reserva Los Quebrachitos, Noel San Martín a SCV.
Además indicó “que se realizaron extracciones de especies vulnerables y se podaron el resto de las plantas”.
La actividad fue organizada por Tarjeta Naranja y Tequio junto a la Municipalidad de Unquillo. Participaron alrededor de 50 personas con actividades lúdicas y terminó con una visita guiada por la Casa Museo.
La reforestación incluyó molles, manzano de campo, tumiñicos, sacha huasca, cuchareros y moradillos. San Martín confirmó que el mantenimiento y los cuidados estarán a cargo de la Reserva Los Quebrachitos, “para garantizar el buen crecimiento y la perdurabilidad de los ejemplares”
Como gran admirador de los griegos, Buffo creía en la elevación del espíritu a través del arte y la sabiduría. Fue amigo de Deodoro Roca, Octavio Pinto, Leopoldo Lugones y Arturo Capdevila.
Solo una vez que se entra al templo y se atraviesa la puerta se puede comprenderse la dimensión de su obra.
